sábado, abril 01, 2006

Los muertos y los (muy) vivos

Lem

Ha muerto Stanislaw Lem. Lem es (era) un escritor polaco, autor de libros de ensayo y de novelas de ciencia ficción. No conozco los ensayos aunque puedo imaginar que serán interesantes sin duda. Sí he leído hablar de ellos, y bien. En realidad, dejó de escribir ciencia ficción en 1989. Quizás debiera cundir la prudencia a la hora de hablar de cosas que se desconocen, un poco más de modestia no estaría de más. Sin embargo ya he leído a "entendidos" comentando su obra. Como no he leído sus ensayos sobre filosofía, cibernética, psicología, etc... sólo voy a referirme a su obra de ciencia ficción. Es un escritor nada o poco conocido en España pero Alianza Editorial está reeditando sus obras en edición de bolsillo. Quizás ahora que se ha muerto, editen sus ensayos. Así funciona esto.
Tal vez su obra más conocida es “Solaris”. Es un relato de ciencia ficción en la que se trata el tema del amor, la incomunicación, el miedo,… Al fin, analiza los problemas básicos del ser humano envolviéndolos con tramas y ambientes muy sugestivos, fascinantes incluso. Y , es curioso, pese a la complejidad de los temas y los datos técnicos contenidos en extractos de informes geológicos (no voy a desvelar la trama) y las detalladas explicaciones científicas, la narración no pierde ritmo. Iría más lejos: diría que nada falta y nada sobra, cosa muy complicada. Al mismo tiempo sus narraciones son novelas de misterio. Otra cosa son las adaptaciones cinematográficas de Solaris. La de Tarkovski es muy rusa, con lo que todo ello conlleva: más que nada el insoportable sopor de las tardes de invierno en la estepa. La de Sodderbergh, con George Clooney es sencillamente impresentable, pura fachada. Lo cierto es que a mí la novela me parece bastante inadaptable. Por lo cual, lo más prudente sería ver alguna de las películas y posteriormente, quedar fascinados por la lectura del libro.
Casavella recomienda en su blog un libro de falsas reseñas: “Provocación”.
En fin, ha muerto Lem. Un gran escritor, probablemente irrepetible; complejo, culto, curioso,… Ya no hay escritores así, digamos, totales. Y menos en España. No queda más remedio que conformarse con JJ Benítez.
A modo de homenaje transcribo unas líneas del comienzo de Ciberiada (1967):

“Cuando el Cosmos no estaba tan desajustado como hoy día y todas las estrellas guardaban un buen orden, de modo que era fácil contarlas de izquierda a derecha o de arriba abajo, reunidas además en un grupo aparte las de mayor tamaño y más azules, y las pequeñas y amarillentas, como cuerpos de segunda categoría, metidas por los rincones; cuando en el espacio no se vislumbraba ni rastro de polvo, suciedad y basura de las nebulosas, en aquellos viejos tiempos, tan buenos, existía la costumbre de que los constructores con Diploma de Omnipotencia Perpetua con nota sobresaliente fueran de vez en cuando de viaje para llevar a pueblos remotos ayuda y buenos consejos.”

Klosterman

A partir de ahora, Plasterman. ¿Quién es Chuck Klosterman? Un crítico musical de la revista neoyorkina Spin. Acabo de leer un libro suyo llamado “Pégate un tiro para Sobrevivir” (Reservoir Books). Me atrajo el tema: un recorrido por Estados Unidos para visitar los lugares donde murieron figuras míticas del pop-rock americano; a saber: Elvis, Kurt Cobain, Jeff Buckley…. Se supone que la carretera iba a inspirarle para plantear una reflexión sobre la cultura pop-rock americana. Para ello se carga en el coche con 600 CD´s. Bueno, pues nada de nada; una inanidad irremediable. Al lado de este niñato los críticos de Rockdelux son unos genios. Y ya es decir. El tío aprovecha para tomarnos el pelo con sus pajas mentales respecto a sus dudas y cavilaciones amorosas. Pues ya ve usted: a mí desde luego me han producido sus cuitas el más sonoro y prolongado de los bostezos. Sus paridas ególatras me han cabreado en bastantes momentos. Ni siquiera puedo compartir sus gustos musicales. Por ejemplo hace una afirmación que me parece intolerable, si no una blasfemia: “Me gusta el rock con base de blues, pero odio el jodido blues.” Dios, aparta de mí este cáliz de simpleza arrogante.
El libro tiene en la contraportada frases elogiosas de Bret Easton Ellis y de Douglas Copeland.
Hala, Plasterman, vete a casa, anda. Menos mal que he comenzado una novela de Mosley (Muerte Escarlata), ha aparecido “Mouse” , el amigo del detective Easy Rawlings (un personaje memorable de las novelas negras de Walter Mosley) y casi se me ha olvidado ya el criticastro.
Hoy he leído a Gándara y está de acuerdo conmigo. Yo creo que hay que indignarse cuando lees un mal libro. Una perfecta indignación.

Los muertos y los que padecen el Síndrome de Cotard. ¿Todos nosotros? Qué paciencia.